Fue en un principio un huevo que me entregó mi abuelo cuando yo era pequeño, cuando eclosionó salió esta Zorua, a pesar de que yo no podía tener Pokémon aún se quedó conmigo y la cuidé hasta que cumplí 10 años. Es una Pokémon traviesa y le encanta transformarse en otros Pokémon y personas para bromear. Nunca la uso en combates Pokémon ni la mantengo en una Poké Ball.
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Fue en un principio el Eevee que me entregó el Profesor Oak cuando inicié mi viaje por Kanto, decidí entrenar con él todas las noches antes de dormir, por lo que terminó evolucionando a Umbreon al cogerme cariño por buenos momentos que pasamos. Tiene una naturaleza arisca ante cualquier persona que no sea yo, llegando inclusive a atacar a quién sea que se acerque.
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Fue el tercer Pokémon que obtuve, al que apodé cariñosamente como Cerbero una vez evolucionó. Es un Pokémon celoso pero leal, adora las caricias en su lomo, todo lo contrario de cuando acarician sus cuernos. A pesar de su seriedad sus sentidos cánidos prevalecen, por lo que le encanta jugar a recoger la pelota.
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Cuando me perdí en el Desierto de la región de Teselia una manda de Sandile se apiadó de mí y me guió hasta la salida del mismo, justo en ese momento fueron atacados por unos abusones que había en las fronteras del desierto, así que les planté cara a ellos en un combate Pokémon. Cuando logré derrotarles los Sandile me guiaron hasta un Sandile de pequeño tamaño muy enfermo, así que decidí acogerlo y criarlo. Es un Pokémon confiado de su fuerza, que odia perder una batalla, cuando lo hace excava en el suelo y se queda bajo tierra varios minutos hasta que se le pasa el enfado. A pesar de eso es un Pokémon piadoso.
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Un Pokémon que mientras exploraba una cueva me robó la comida, mientras huía con ella resbaló por un peñasco y casi cae al vacío, pero logré agarrarlo a tiempo. Al principio se mostró temeroso y avergonzado, le tranquilicé y le di la comida que él quería, cuando abandoné la cueva me siguió durante varias horas sin que me diera cuenta, viendo con envidia como alimentaba y cuidaba a mi equipo Pokémon. Al yo percatarme de eso le enseñé una Poké Ball, por si quería venir conmigo, cosa que aceptó.
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Me encontré a este Cubone en Alola, solitario y malhumorado por haber sido abandonado por su previo entrenador por su debilidad. Logré que confiara en mí y usarlo en un combate para rescatar una manada de Pyukumuku que estaba siendo pisoteada, sin ni siquiera tenerlo atrapado. Esto rememoró su sueño de ser un Pokémon poderoso, así que aceptó venir conmigo. Tras varios meses evolucionó a Marowak en la región de Alola.
Era un Pokémon temido por un pueblo de Hoenn debido al mal agüero que provocaba, él alertó de un terremoto pero los ciudadanos no le hicieron caso, así que acudió a mí para alertar al pueblo. Cuando todos fueron evacuados con ayuda de la Policía de la región decidió venir de viaje conmigo gracias a la confianza que deposité en él.
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