Galletano es un hombre adulto de piel clara, ojos rasgados y pelo negro corto. Galletano destaca por sus cejas pobladas y largas patillas de cabello a los lados. Va vestido con una traje de oficina color azul oscuro, una camisa celeste y corbata gris.
Es de carácter alegre y servicial, narrando historias de su juventud que son experiencias cercanas que ha tenido con Pokémon legendarios y donde demuestra haber sido bastante energético y atlético al incluso competir contra Pokémon tan rápidos como Suicune, Entei y Latios.
Tras haber completado la historia de El disco índigo, Brie llama al jugador al aula de 1.º D de la Academia Arándano y tras explicar que ahora aparecen Pokémon Teracristal salvajes con teratipo astral en el Biodomo, mencionará que hay un hombre con un traje oscuro buscando al jugador en la entrada de la academia. Este hombre se trata de Galletano y se encuentra a la derecha del mostrador.
Galletano da un total de 25 galletas, las cuales sirven para poder desbloquear encuentros con Pokémon legendarios de generaciones anteriores en la región de Paldea. Al entregar cada galleta, también contará una historia de cómo en su juventud tuvo algún tipo de encuentro con dicho Pokémon lo cual ayudará al entrenador a conocer la ubicación del mismo en Paldea.
Por cada 10 TEA individuales (fondo azul) o especiales (fondo rojo) completadas, entrega una galleta aleatoria, hasta un máximo de 13 tras completar 130 TEA.
Por cada TEA grupal (fondo amarillo) completada, entrega una galleta aleatoria, hasta un máximo de 12 tras completar 12 TEA.
Las galletas de TEA individuales que entrega en cada versión del juego son obtenibles en la otra versión mediante TEA grupales, con la excepción de las galletas de Articuno, Zapdos, Moltres y Kubfu que están disponibles en ambos juegos al completar TEA individuales y de las galletas de Rayquaza, Kyurem y Necrozma que están disponibles en ambos juegos al completar TEA grupales. Las galletas disponibles al completar cada tipo de tareas en cada versión son las siguientes:
Anda que no me trae recuerdos de mi juventud ni nada el nombre de Articuno... En las montañas nevadas de Paldea, encontré una laguna de esas que quitan el hipo al verla. ¿Y te crees que me puse a hacer unos largos ahí, nadando en esas aguas heladas? Estaba yo en la gloria y, en ese momento... ¡fium! Articuno se lanzó desde lo alto de la cascada y comenzó a revolotear todo cantarín sobre mí. Mira, fue tal la alegría que me invadió que me quedé hasta las tantas cantando a dúo con él. Es más, cuando me quise dar cuenta, ¡estaba ya amaneciendo otra vez!
Anda que no me evoca nostalgia de mi juventud ni nada el nombre de Zapdos... Recuerdo subir a un faro en Paldea desde el que se divisaba una enorme ciudad a lo lejos. ¿Pues no se pone a llover chuzos de punta en ese mismo momento? Yo pensando: "Galletano, te has lucido". Y claro, ya estaba enfilando las escaleras para bajar. Pero hete aquí que aparece Zapdos cual destello fulgurante a toda máquina... ¡fium! ¡Pasó como una exhalación, casi rozándome!
Moltres... Es escuchar ese nombre y retrotraerme a mis años mozos... Me acuerdo como si fuera hoy de estar haciendo escalada en la zona oeste de Paldea. Mira, no te puedes ni imaginar el tormentón de arena que tuve que capear ese día... Me estaba atiborrando de granos, ¡pero no de paella! Y claro, me dije: "Hasta aquí hemos llegado". Pero en esto que aparece Moltres, así con un brillo tan cegador que hasta se percibía en plena tormenta. ¡Te digo yo que era para animarme! Pues mira, al final, gracias a él, pude coronar la cima tan pancho.
Anda que no me trae recuerdos de mi juventud ni nada el nombre de Raikou... ¡Pero si hicimos montañismo juntos y todo! El tío era tan veloz que en cuanto me tomaba la delantera y se iba... ¡Uf, échale un galgo! Y yo pensando: "¡Pues va listo!". Me lancé como un poseso a perseguirlo, mira... Y bien que hice al alcanzarlo, porque al final se mostró ante nosotros el magnífico paisaje que formaba el desierto al extenderse por el norte. Contemplarlo con Raikou fue algo inolvidable.
Entei es un nombre que tengo irremediablemente asociado a mi juventud... En mis aventuras por Paldea, me topé con él de pura casualidad, ¿sabes? Nos encontrábamos en una zona minera, donde el suelo tenía más agujeros que un colador. Pues a Entei se la traía al pairo, ¡porque hasta los hoyos más grandes los cruzaba de un salto el tío! Como yo no quería irle a la zaga, pues corrí a toda pastilla para estar a la par. ¡Bueno soy yo! Y vaya si valió la pena, porque al final pudimos contemplar juntos el mar.
Suicune... Es escuchar ese nombre y retrotraerme a mis años mozos... ¿Que por qué? Pues por aquel día en que me lo encontré en un famoso lago de Paldea. Lo reté a ver quién llegaba antes hasta la orilla, la cual quedaba en el quinto pino, por cierto. En cuanto sonó el pistoletazo de salida, me puse a nadar, pero Suicune corría como el viento... ¡No te jiba! Él trotaba por encima del agua y yo, cual mero humano que soy, nadaba a espalda. Pero bueno, aun con todo, estuvo bien el pique. ¡Ah, y perdí por poco, no creas!
Anda que no me trae recuerdos de mi juventud ni nada el nombre de Lugia... Yo a tus años me desplazaba por los lindos mares de Paldea a nado. A espalda, para más señas. El agua estaba tan helada que, tras nadar solo un poco, ya tenías una tiritera de campeonato. Una vez me castañeteaban tanto los dientes que me dirigí sin demora al islote más cercano. Pues en eso que se crea un remolino enorme casi a mi lado... ¡¿y no va Lugia y emerge del mar así, por arte de magia?! Me quedé tan atónito y me llevé tal alegría que hasta me olvidé por completo del frío que tenía.
Anda que no me evoca nostalgia de mi juventud ni nada el nombre de Ho-Oh... Por aquella época todavía andaba haciendo mis pinitos como Entrenador. Estaba yo entrenando a mis Pokémon, ahí toda la noche dale que te dale, cerca de una cascada al suroeste de Paldea, y en esto que... ¡Zas! Aparece en el cielo Ho-Oh, tan espléndido y resplandeciente como un lucero. Pues mira, yo juraría que lo hizo para insuflarme ánimos, fíjate lo que te digo.
Anda que no me retrotrae a mi juventud ni nada el nombre de Latias... Concretamente, a aquel día que iba yo nadando a espalda por una de las costas al sur de Paldea. Y hombre, qué quieres que te diga, al cabo de un rato, cansar te cansas. Por eso volví a tierra firme para reposar a la sombra de una roca. Y juuusto en ese momento, ¡paf!, de repente me doy de bruces con Latias. Cuando cruzamos nuestras miradas, me lanzó una sonrisa y, ¡zas!, alzó el vuelo a quién sabe dónde.
Anda que no me trae recuerdos de mi juventud ni nada el nombre de Latios... Concretamente, de aquella vez que me topé con él por casualidad al noreste de Paldea. Mira que no hablo su idioma, pero me pareció entender que me decía "¿A que no me sigues?". Y claro, yo venga a perseguirlo, hasta el punto de escalar por paredes rocosas y escabrosas... En cuanto quise darme cuenta, había llegado a una pequeña laguna circundada por barrancos. Seguro que era un lugar que muy pocos conocen.
El nombre de Kyogre me trae a la memoria eso que me pasó una vez cuando era un mozalbete... Recuerdo que andaba explorando Paldea cuando me topé con unas rocas bien curiosas en el mar. Y me dije: "¡Corcho, estas son las famosas... eh... Rocas Agraciadas!". "Pues a ver si me agracian a mí también", pensé. Así que cerré los ojos y, ni corto ni perezoso, pedí un deseo. Cuando los volví a abrir al cabo de un rato... ¡¿Pues no va Kyogre y aparece de sopetón justo delante de las rocas?! ¡Para piedra cómo me quedé yo!
Pensar en Groudon me transporta a mi juventud. ¡Si me lo encontré y todo yendo de aventura por Paldea una vez! ¿Sabes la sima que hay a los pies de un pueblo? No sé si era Pueblo Alfondo o algo así... Bueno, la cuestión es que ahí estaba, al fondo. ¡Que ya es casualidad! Y claro, yo lo reconocí y lo saludé efusivamente. ¿Cómo no hacerlo? Me encontraba ante todo un Pokémon Continente. Pues es muy majo en el trato, ¿eh? Me mostró sus enormes garras amablemente. Todo un detalle.
Anda que no me evoca nostalgia de mi juventud ni nada el nombre de Rayquaza... En concreto, de aquella vez en Paldea cuando me lancé a escalar un precipicio escarpadísimo. En cuanto llegué a la cumbre, escúchame bien... ¡No sabes con qué paisaje espectacular me topé! ¡Mirabas hacia abajo y veías un mar de nubes blancas que lo abarcaba todo! Desde luego, era un lugar bien curioso. Pero para culmen lo que pasó justo entonces. ¿Pues no va Rayquaza y sale ahí, de la nada, atravesando las nubes? Bueno, bueno, bueno... Tuve que pellizcarme porque no daba crédito.
Cobalion... Qué recuerdos entrañables me trae de mis peripecias juveniles en Paldea... En concreto, cuando se plantó de repente ante mí tras descender desde lo alto de un barranco. Menudo momentazo... Me quedé tan atónito que tardé un rato en recobrar la compostura. Quizá le resultaría cómica la cara de pánfilo que se me quedó, pero empezó a caminar despacito. Lo seguí y me llevó a unas cascadas famosas que había cerca de allí. Apenas le di las gracias, Cobalion atravesó un bosque de bambú y desapareció en el horizonte.
Anda que no me trae recuerdos de mi juventud ni nada el nombre de Terrakion... En concreto, de aquel día en el que disfrutaba tan ricamente de la escalada, como era habitual. Cuando ya había ascendido bastante y me giré, se veía Pueblo Pirotín allí a lo lejos, justo al sur. Así que busqué un lugar para poder disfrutar de la vista. Llevaba un rato embelesado, y en esto... ¡¿te crees que tenía a Terrakion sentado al lado?! Como lo vi bastante ocioso, decidí compartir con él un piscolabis que llevaba para reponer fuerzas.
Virizion... Es escuchar ese nombre y retrotraerme a mis años mozos... Concretamente, a cuando me lo encontré a la sombra de un árbol mientras exploraba Paldea. Pues créeme si te digo que el árbol de marras tenía unos dibujos la mar de estrambóticos. Yo estaba en la gloria, ahí contemplando ambos, pasaba de uno a otro, pim, pam, pim, pam... Y entonces Virizion se me quedó mirando, como si lo tuviese todo intrigado. Me puse a contarle mis batallitas, y oye... ¡te digo yo que estaba el tío encantado de la vida!
Reshiram... Solo con oír ese nombre me parece estar reviviendo aquella anécdota juvenil... Y es que lo vi un día cerca de no sé qué pueblo de Paldea, ¿sabes? Sí, hombre/mujer, sí, en ese donde hay Operarios a espuertas. Pues me encontraba en lo alto de una pared rocosa viendo cómo trabajaban a destajo. Estaba yo admirando esa dedicación por su labor cuando siento una presencia a mi espalda. En esto que me doy la vuelta y... ¡¿te crees que tenía a Reshiram ahí, delante de mis narices?! Debía de estar tan maravillado como yo viendo a esos Operarios tan aplicados.
Zekrom... El bueno de Zekrom... Me viene a la memoria aquella vez de cuando era un chaval... Me estaba metiendo yo una buena pateada de Ciudad Meseta a Pueblo Altamía, cuando... De pronto, ¡fium!, vi aparecer en el cielo, hacia el este, una sombra voladora negra y enorme. Y yo pensando: "¡Mi madre, ¿pero qué es eso?!". Me subí a un sitio más alto para divisarlo mejor y, ¡pum, Zekrom al canto! Bueno, bueno, bueno... Y yo, claro, miro hacia arriba todo sorprendido... ¿pues no va el tío y desciende en mi dirección? Nos observamos mutuamente durante un rato y... ¡te digo que es una cosa pero bien majestuosa!
Kyurem... Qué recuerdos de aquella vez, cuando yo no era más que un mequetrefe. Si es que, escalando por una montaña nevada, me alcanzó una ventisca de padre y señor mío. ¡Pensaba que no lo contaba! Bueno, mira... Me tuve que refugiar en una cueva y todo. Ahora... más que cueva, ¡aquello era un cuevón! ¡Tan grande que parecía un auténtico laberinto! Pero yo disfrutaba como un enano, no te creas. Y mientras estaba explorando tan ricamente... ¿no va y se mueve un muro de hielo de repente? Y yo pensando: "¡Ay, hasta aquí hemos llegado!". Pues fíjate tú que, cuando agucé la mirada... ¡Me di cuenta de que era el mismísimo Kyurem! ¿Qué, cómo te has quedado?
Anda que no me evoca nostalgia de mi juventud ni nada el nombre de Solgaleo... En concreto, de aquella vez que fui a darme un garbeo por la Liga Pokémon de Paldea. Uno de los empleados reparó en mi presencia cuando estaba echándole un vistazo al edificio. Y no solo me invitó a entrar, sino que me enseñó hasta ese mirador tan majo con el logo de la liga. Pues estaba yo contemplando la academia allí a lo lejos y... ¡zas!, veo una sombra enorme cruzar mi campo visual como alma que lleva el diablo. Ya te habrás imaginado de quién se trataba, ¿no? ¡Del mismísimo Solgaleo! Pasó tan disparado que no me dio tiempo ni a saludarlo, pero atiende... ¡qué majestuosidad!
El nombre de Lunala me evoca una imagen de mi pasado juvenil... Concretamente, de una playa de Paldea, mientras contemplaba el atardecer. De esto que miras el sol y te das cuenta de cuán insignificante es nuestra existencia, ¿no? Estaba en uno de esos momentos introspectivos donde te pones hasta un poco sentimental. Pues todavía no había desaparecido el astro rey en el horizonte cuando... ¡fium! ¿No va y se me cruza por delante una enorme luna creciente? Fue algo tan efímero que en ese momento no caí en la cuenta. Pero, en retrospectiva, estoy seguro de que era la silueta de Lunala. ¡Me apuesto lo que quieras!
Anda que no me retrotrae a mi juventud ni nada el nombre de Necrozma... Recuerdo estar meditando bajo una cascada de Paldea y, en cuanto quise darme cuenta... ¡pum! ¡Tengo a Necrozma echándome una mirada fulminante desde lo alto! ¡No me quitaba ojo! No podía permitir que me faltase al respeto, así que le espeté un buen "¡Ueh!" a pleno pulmón y tomó las de Villadiego enseguida. No sé si sería porque los asustó mi voz, pero una manada de Sawsbuck que rondaba por ahí cerca también huyó despavorida, oye. ¡Ja, ja, ja, ja!
Kubfu... Es escuchar ese nombre y retrotraerme a mis años mozos... ¿Te puedes creer que me lo encontré entrenando en Paldea durante una de mis tantas peripecias? Le dije: "¡Qué, adiestrándote, ¿no?!" y oye... ¡le caí simpático al momento! Tras entrenar juntos un rato, lo vi adoptar un aire dubitativo, y pensé: "Uy, ¿qué será?...". ¿Pues no va el tío y arranca un brote de bambú que tenía a mano para regalármelo? Qué majete.
Anda que no me retrotrae a mi juventud ni nada el nombre de Glastrier... Una vez, dedicándome a mi gran pasión por el alpinismo en las montañas nevadas de Paldea... Iba camina que te caminarás por senderos nevados hasta que llegado un punto pensé: "No puede quedar mucho para la cima, digo yo". Y en esto que descubro una casa toda derruida. Pero como las paredes aguantaban bien, eché un vistazo a ver si podía descansar allí un ratillo. ¿Pues te vas a creer que alguien ya se me había adelantado? Un Pokémon blanco como la nieve. ¡Vamos, que hallé a Glastrier en plena cabezada! ¡Casi me quedo en el sitio de la impresión, oye!
Anda que no me evoca nostalgia de mi juventud ni nada el nombre de Spectrier... Me estaba dedicando a mi gran pasión por el alpinismo en las cordilleras de Paldea... Iba con toda la parsimonia del mundo por un sendero de montaña con mucha vegetación... Y en esto que en pleno camino me topo con unas ruinas cubiertas de hiedras. Así que me dije: "Igual hago una parada técnica aquí...". Lo que no me esperaba es que una sombra negra en forma de Pokémon emergiese entre las ruinas. Bueno, bueno, bueno... Cuando Spectrier asomó la cabeza... ¡por poco me da un infarto!
A continuación se detalla la ubicación donde se puede encontrar a cada Pokémon luego de recibir la respectiva galleta por parte de Galletano. Dichos Pokémon no aparecerán antes de obtener la galleta y solamente se puede capturar un por partida por lo que no volverán a aparecer luego de ser capturados.
¡Zambomba!, ¿no serás tú el/la muchacho/a del/de la que habla todo el mundo? Sí, hombre/mujer, el/la estudiante de intercambio que responde al nombre de <nombre del jugador> y viene de Paldea. Me llamo Galletano, para servirte. Y si hay algo que me place son los estudiantes diligentes. Especialmente quienes ponen todo de su parte al hacer las TEA. ¡Se merecen una buena galleta! De las de comer, ¿eh? Son un producto artesanal que personalizo al gusto de ciertos Pokémon. Si llevas una encima, igual hasta te encuentras a un Pokémon impresionante, ¡vete tú a saber! Tú habla conmigo si crees que te has dejado las cejas con las TEA. Créeme, sé de lo que hablo.
Entrega de galletas
A ver, a ver, deja que vea yo qué tal llevas esas TEA... ¡Atiza, ya has completado <cantidad> TEA individuales/grupales! Está claro que te mereces una buena galleta para un Pokémon muy especial. ¡Una Galleta <Pokémon>! <Pokémon> es un Pokémon raro, raro, raro. ¡Y más difícil de encontrar que una aguja en un pajar!
<historia del Pokémon cuya galleta se acaba de recibir>
Ahora que llevas esa galleta contigo, quién sabe, ¡igual te lo encuentras tú también! Si ves a <Pokémon>, dale saludos de mi parte.
Al hablar con él tras completar una TEA grupal
¡Sapristi! ¡Ya te has estrenado en esto de las TEA grupales!
Al no tener suficientes TEA completadas y que Galletano aún pueda entregar galletas
Pues me parece algo pronto todavía para darte una recompensa. Sin ofender. Ahora bien, si completas 10 TEA individuales o 1 TEA grupal más, otra galleta cantaría... Para recibir una TEA grupal, antes debes hacer TEA con tus amigos en el Círculo Unión. En todo caso, ¿quieres que te cuenta de nuevo alguna anécdota de Pokémon poco comunes?
Tras entregar la última galleta disponible
¡Córcholis! Y aún diría más... ¡recórcholis! ¡Pues me acabas de dejar sin una sola galleta! ¡Eso demuestra que no has cejado en tu empeño por realizar todas las TEA habidas y por haber! Bueno, galletitas no te daré, pero mis batallitas te las ofrezco siempre que tú quieras. Si te apetece escucharlas, ya sabes dónde estoy.
Al hablar con él tras recibir todas las galletas
¡Hombre, <nombre del jugador>! ¿Quieres escuchar de nuevo alguna de mis batallitas?
Al responder "Sí": ¿Sobre qué Pokémon en concreto? Si tienes su galleta a mano, déjamela ver.
Al responder "No" o al cancelar desde la mochila: ¿Seguro que no quieres saciar tu curiosidad? ¡Que no te dé reparo!
Al mostrarle un objeto que no sea una galleta: Me temo que eso se parece a una galleta de las mías tanto como un Huevo a un Chespin...
Tras entregar cada una de las galletas, siempre dice que dicho Pokémon legendario es "raro, raro, raro", dicha expresión fue popularizada en España por Julio Iglesias Puga, mejor conocido como "Papuchi". La coletilla "raro, raro, raro" fue usada por varios años al igual que imágenes de televisión donde lo decía.